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Queridos amigos,
Gracias por su apoyo en oración por el trabajo de Langham Predicación alrededor del mundo. Esta semana compartiremos las situaciones de dos países entre los más afectados por el COVID-19 en los que trabajamos, Burkina Faso y Romania:
Burkina Faso: Roland Tamini, nuestro coordinador regional en África Oeste, nos pone al día de la situación en su país:
Las fuertes restricciones tomadas por el gobierno que prohíben reuniones y reducen la movilidad de las personas han ayudado a reducir el esparcimiento del virus. Pero ahora la economía, que ya estaba en dificultades, se está viendo sofocada. Los dueños de pequeños negocios temen que su emprendimiento no sobrevivirá si la situación persiste. Los empleados se sienten ansiosos por temor de perder sus trabajos. Aquellos que trabajan en el sector informal ya no pueden alimentar a sus familias porque dependen de las ganancias del día a día. Este ingreso se ha detenido. El hambre se está volviendo una epidemia en el país. El gobierno está distribuyendo paquetes de comida, pero están lejos de ser suficientes. Oramos para que las iniciativas lanzadas por el gobierno y otras organizaciones produzcan suficientes recursos para ayudar a quienes están sufriendo.
Por favor oremos para que los miembros de nuestros clubes de predicación se mantengan firmes en la verdad que cual sea la situación, nuestro Dios siempre está con nosotros. En días de incertidumbre como estos, podemos estar seguros de su amor inagotable por nosotros, y podemos confiar en Él para nuestro futuro, tal como escribió el salmista: “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!”
(Salmos 27:13-14)
Rumania: Daniel Oprean es nuestro coordinador del Movimiento de predicación, y el comparte su carga por su gente con nosotros:
Cuando pienso en la gente de nuestro Movimiento de predicación hay tres cargas en mi corazón. La primera es la seguridad física, espero que ellos sepan que la buena mano de Dios está sobre ellos si es que se infectan. La otra carga está conectada con las dificultades espirituales. En estas crisis es inevitable que la ansiedad sea la realidad invisible en las vidas de muchos siervos sinceros de Dios. No es una preocupación que venga de la incredulidad, pero es una preocupación que viene del cuidado. Sé que ellos no se quejarán y sufrirán junto a Dios, no se pondrán en contra Él. Finalmente, mi carga, junto con estos siervos, toma la forma del lamento: lamento por el dolor que los inocentes sufrirán y lamento por las lecciones por aprender que los creyentes superficiales perderán.
Anhelo que la gente crea y viva la verdad de Dios sigue presente con ellos, a pesar de su aparente ausencia. Por los creyentes que lloran, sufren y mueren por esta enfermedad, los llevo al clamor de Cristo en la cruz. La respuesta de Dios es la misma. Es una respuesta sin palabras. Como el Padre estaba allí en medio del sufrimiento de su Hijo, así está presente en este sufrimiento de sus hijos e hijas hoy. Y después de que el Hijo gritó su alarido de separación del Padre, también pudo llorar al Padre, que estaba allí, presente con él: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Sí, hay una cruz en el mundo y los creyentes llevarán esa cruz hasta la resurrección.