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La nueva normalidad. Con la actual pandemia, debemos ser creativos al adaptarnos a los nuevos desafíos. Por ejemplo: la forma en que nos comunicamos (hay mucho menos conversaciones cara a cara y mucha más dependencia en las redes sociales); la manera de hacer las cosas (como la mayoría de ustedes, estoy usando Zoom mucho más, con sesiones semanales con facilitadores de los 10 estados de India); y la manera en que nos conectamos con las personas con necesidades (hay muchas más iniciativas de ayudar al pobre y al hambriento). Tenemos más tiempo disponible para nosotros, incluyendo tiempo para la familia, para Dios y su Palabra. Estamos aprendiendo a vivir con solo las cosas esenciales e intentamos enfrentar con nuevos niveles de incertidumbre y aislamiento en nuestras vidas. Quizás algunas cosas de la “la nueva normalidad” se queden con nosotros.
La Antigua normalidad. Mi corazón se saltó un la tipo el momento que India anunció que extendería la cuarentena. Esto se debe a que la cuarentena comenzó cuando estaba separado de mi esposa e hijos. Están en otro continente, 13,000 Km lejos de mí. Para mí, me encantaría que las cosas vuelvan a la forma en que eran antes: poder visitar a la familia, los trabajos por realizar, la economía por crecer, las calles para caminar, las compras por disfrutar – y las reuniones con otros creyentes en los templos de la iglesia para alabar. Mucho de la “antigua normalidad” eran cosas buenas – pero no todo. Recientemente vi un mapa de India en la que se comparaban los niveles de contaminación de hace tres meses con los niveles de contaminación actuales. La diferencia no podría ser más grande. El aire es tan limpio ahora. La tierra de Dios está mucho más saludable.
La eterna normalidad. La gente está preguntando: ¿Dónde está Dios en esta pandemia? Él está aquí con nosotros. Él no cambia. Caminar a través del “valle de sombra de muerte” siempre ha sido una posibilidad para su gente – pero la "vara y el cayado" de Dios nos protegerá. Dios no evitó que los amigos de Daniel pasen por el fuego, pero Él estaba en el fuego con ellos. Él no cambia. El culto corporativo del pueblo de Dios se ha trasladado del tabernáculo al templo, de la casa-iglesia a la catedral y ahora a los servicios en línea. Dios está aquí con nosotros, siempre, para recibir nuestra adoración. Él no cambia. Esta es nuestra eterna normalidad. Nuestro Dios sin cambios.
Acabamos de celebrar la Pascua. El Señor ha resucitado. Qué vivamos en el poder de su resurrección a través de la nueva normalidad, la antigua normalidad y la eterna normalidad. ¡Aleluya!
Estas son semanas extraordinarias para toda la gente alrededor del mundo. Además del boletín de oración que sale cada lunes, hemos decidido mandar un segundo boletín, cada jueves, con un mensaje de ánimo de parte de nuestros líderes de Langham predicación. Esta semana Praveen Bunyan, quien, junto a su esposa, Veena, sirven como coordinadores regionales en India, reflexionaron sobre los diferentes tipos de normalidades.