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Foto del escritorLangham Predicación

Pautas para predicar frente a una cámara con un auditorio vacío

“Ausente en cuerpo, pero presente en espíritu” (Col.3:5)


¿Cómo exponemos la Palabra de Dios cuando nuestra voz y/o imagen serán trasmitidas en vivo a través de la fría cámara de un celular o equipo de video, o serán grabadas y editadas para su posterior presentación? ¿Cómo suplimos la ausencia de personas mientras predicamos? La falta de miradas cómplices expresando vívidamente si hemos capturado su interés o no. Cuando no vemos el movimiento vertical de los rostros avalando nuestra fidelidad al texto bíblico. Al no percibir el silencio reflexivo acompañado a veces con alguna lágrima en respuesta a la voz de Dios oída e internalizada. Sin las sonrisas de premio al uso sabio del humor didáctico. Cuando no resuenan los vibrantes “amén” con que muchas congregaciones latinoamericanas respaldan al predicador para no sentirse solo en el púlpito, y por supuesto, sin el infaltable rostro aburrido y somnoliento que nos exige mejorar nuestros contenidos y estilos de comunicación.

A continuación, algunas recomendaciones para tener en cuenta a la hora de predicar frente a una solitaria cámara que nos demanda una preparación mucho más exigente. Ahora que no tenemos el regalo de un auditorio a quien mirar en el momento de proclamar la Palabra de Dios.


1. Sé Breve



Aunque ya existía un debate alrededor del tiempo de duración de un sermón, es evidente que el nivel de atención, viendo y escuchando a un predicador, a través de una pantalla, es menor en comparación con la realizada presencialmente en un auditorio especialmente condicionado para ello. Esto demanda una disminución del tiempo de nuestros mensajes. De esa manera, los auditorios virtuales, podrán asimilar mejor los contenidos de las exposiciones bíblicas. En general, la tendencia global en cuanto a la duración de una predicación presencial bordeaba entre los 25 a 35 minutos. Un buen promedio de tiempo para predicar a través de una pantalla es de 15 a 25 minutos, y si es menos, mejor.


• Haz que tu predicación virtual sea un sermón expositivo que no relegue Fidelidad al texto, Actualidad del mensaje, y Claridad al auditorio. Prevé estos contenidos y momentos mínimos en tu predicación:

• Una Lectura expresivo-comprensiva del texto bíblico a exponer.

• Un párrafo o una imagen como motivador inicial de tu exposición.

• Un párrafo que exprese el contexto editorial del texto y otro el contexto histórico.

• Dos o tres párrafos que presenten el desarrollo del texto a predicar. Una imagen final que sintetice el contenido de toda tu explicación sería de mucha ayuda.

• Un párrafo de cierre para la Aplicación del texto en función de los oyentes.


Un consejo es exponer porciones bíblicas más cortas. Esto puede implicar que el desarrollo de una serie bíblica tome más semanas de lo acostumbrado. Por ejemplo, un libro de la Biblia con pocos capítulos que presencialmente nos tomaría un mes, ahora, virtualmente podría tomarnos dos. Si fuera un libro de la Biblia más extenso, podríamos seleccionar los capítulos más representativos o solo exponer una parte del libro, y no necesariamente desarrollarlos todos.


2. Sé auténtico


Todo predicador debe estar dispuesto a mejorar su estilo de comunicación como una expresión de amor por quienes lo escuchan. Esto se torna imprescindible cuando predicamos por medio de plataformas virtuales. Pero las personas que te ven y oyen a través de una pantalla deben sentir que sigues siendo el mismo que predicabas frente a ellos en la iglesia. Podemos aprender mucho viendo a predicadores con más experiencia que nosotros en la comunicación online, pero no debemos imitarlos pensando que Dios no puede usarnos tal como somos.


3. Mira a la cámara


Uno de los temas prácticos más importantes es mantener tu mirada en el lente de la cámara y no en tu imagen proyectada en la pantalla, si estás grabando con un celular. Así tu comunicación será más cálida y personal. Al mirar el lente, las personas cuando te vean a través de sus pantallas harán contacto visual contigo y sentirán que hablas con ellas. Si usas notas, escríbelas con letras suficientemente grandes.


Reconocemos que hay muchas maneras de predicar, y en el pasado y el presente hay predicadores que escriben la totalidad de sus mensajes y luego con gran habilidad lo leen apasionadamente en público. Al leer nuestros sermones podemos controlar mejor y aminorar, si así nos proponemos, la duración del sermón. Apreciando sus ventajas, debemos reconocer que no es el mejor formato para comunicarnos a través de las redes sociales. Tiende a perder frescura y espontaneidad en la comunicación, tan valorados en el mundo virtual. Si usas notas, como ayuda memoria, escríbelas con letras suficientemente grandes para ser leídas al ubicarlas lo más cerca de la cámara. De esa manera evitarás bajar constantemente el rostro si las tienes debajo de tu cabeza, como tradicionalmente se hace. Esta es una ventaja que nos da la predicación virtual que no siempre es posible en la presencial. Puede demandar un poquito más de trabajo y creatividad, pero, pedagógicamente, vale la pena el esfuerzo.


Hay otra opción para que continúes viendo a la cámara y sigas tus apuntes para la prédica. Se trata de una aplicación que convertirá tu celular en un teleprónter. Es decir, esta aplicación pondrá tu guion o bosquejo en la pantalla de tu celular mientras estás grabando. Haz la prueba para ver si te ayuda en algo. De lo contrario, no estás obligado a usarlo.


Ahora bien, aunque miramos a una cámara debemos hacer el esfuerzo de imaginar personas sentadas, escuchando el mensaje que predicamos. Ubica a una persona real o imaginaria detrás de la cámara a quien mires durante la predicación. Una manera de darle dinamismo a la exposición, sobre todo en predicaciones más coloquiales, es acercar el cuerpo o el rostro a la cámara, sin dejar de ver el lente, cuando deseas ser más personal e informal.Debemos ubicar la cámara a la altura de nuestros ojos evitando proyectar la parte del cuerpo donde el cuello se une a la cara (papada).


4. No mires siempre a la cámara


Intercambia vistas de frente y perfil a lo largo de tu presentación. De vez en cuando, mientras predicas, gira el rostro hacia un lado levemente por algunos segundos para luego volver a mirar al lente de la cámara. También puedes grabar con dos cámaras fijas o una fija y otra móvil con edición previa a su trasmisión. Así romperás la monotonía visual dinamizando la comunicación en beneficio de los espectadores. Un buen momento para emplear esta herramienta comunicacional es cuando declares una verdad central en la exposición.


5. Incluye imágenes



Proyecta en la pantalla diapositivas y fotos para respaldar los componentes (ej. bosquejo) y/o contenidos (ej. ilustraciones) de tu predicación. Al hacerlo producirás cambios visuales y variación de ritmos en el desarrollo de toda tu exposición. Los auditorios virtuales mantienen una “atención flotante” y es fundamental captar continuamente su interés. Por eso los estímulos deben ser múltiples, con una estética atractiva, capaz de cautivar por todo el tiempo que dure nuestra predicación. En la nueva economía de la atención, la fragmentación, la dispersión, y la falta de concentración y profundidad son elementos a considerar y vencer. Por eso es necesario generar cambios de escena entre tu persona y las distintas representaciones que proyectes en la pantalla. Es otra manera de romper la monotonía visual y destacar los contenidos principales a comunicar.


Por ejemplo, puedes usar una foto para captar el interés inicialmente, o una diapositiva donde muestres el trabajo exegético realizado. Con otra imagen destaca la aplicación de tu mensaje, y, una buena foto para la conclusión. En una predicación de 15 minutos, no uses más de tres imágenes y en una de 25 minutos no más de cuatro. Cuídate de no abusar con el uso de fotos y diapositivas hasta el punto de atentar contra lo central de tu predicación, tornándose en una fuente de distracción. En resumen, el propósito de incluir imágenes es mantener la atención a través de cambios de escenas en la pantalla y clarificar los contenidos principales de tu exposición.

6. Amplifica tus gestos


Si la comunicación no verbal tenía un gran valor en la predicación presencial, mucho más en la virtual. “Exagera” sabia y moderadamente la magnitud de tus gestos, para verse mejor al ser proyectados a través de una pantalla, sobre todo, si es tan pequeña como la de un celular. Imagina que estás en una habitación muy grande hablándole a una persona que está al extremo opuesto de donde te encuentras. Esto de ningún modo implica gritar. Siempre es mejor equivocarnos hablando un poco más alto que muy bajo. Recuerda que las personas que nos escuchen a través de la pantalla pueden regular el volumen del equipo al nivel que les agrade.


La expresión facial, el contacto visual, el movimiento de nuestras manos, entre otros, respaldan las verdades que estamos predicando. Aunque los predicadores no somos actores, esperamos que nuestro lenguaje corporal trasparente vívidamente las convicciones que arden en nuestros corazones.


7. Prevé y evita distracciones


A menudo, estas grabaciones no se realizan en un estudio profesional, sino en el hogar del propio predicador donde convive con otras personas. Algunos ruidos molestos pueden aparecer y terminan dañando la grabación hasta el punto que sea necesario volverla a realizar. El timbre de la casa, el sonido de los celulares y los ladridos de la mascota son ejemplos de interrupciones que debemos tratar de impedir o aminorar en la medida de lo posible. Aunque hay programas que pueden eliminar sonidos no deseados de una grabación, es mucho mejor evitarlos. Si hay personas presentes en el lugar de la grabación, avísales cuando estés a punto de comenzar para que guarden silencio. Usa preferiblemente ropa de un solo color, ya que camisas o camisetas con rayas o jaspeados tienden a distraer a las personas que nos miran a través de sus pantallas.

8. Mírate a ti mismo


Evalúa las predicas que grabas. Presta atención a tus virtudes y falencias que necesitan ser corregidas. De manera especial, observa tus expresiones faciales, movimiento de ojos y manos, manejo de la voz y el uso de muletillas. Hazlo en diferentes tamaños de pantallas (celular, laptop y televisor grande), en la medida de ser posible. Así verás cómo te perciben las personas en los diferentes equipos. No hay manera que mejores sino te miras y escuchas una y otra vez. Podemos también, aprender de otros predicadores con más experiencia. No solo presta atención a los contenidos de su exposición sino también la manera en que se desenvuelven frente a una cámara sin audiencia presente.

9. De la cámara a toda la tierra



Cuando prediques, emplea un lenguaje y estilo de comunicación comprensible para auditorios no religiosos. Es probable que tu mensaje sea trasmitido más allá de las personas para quienes lo preparaste originalmente. Reenviar mensajes con temáticas contemporáneas a parientes y amigos es una práctica muy común en el mundo virtual.

10. Predica la Palabra de Dios


Más allá de que te encuentres en un auditorio vacío o atiborrado de gente, predica frente a la cámara con la convicción y seguridad de quien ha sido llamado por Dios, enviado por Jesucristo y empoderado por el Espíritu para esta gloriosa tarea. Recuerda que Dios ha establecido la locura de la predicación como el instrumento a través del cual su salvación llega a los seres humanos. “Los templos pasarán, pero la Palabra de Dios siempre permanecerá”.

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